Astrología y Destino

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La astrología sirve para describir los procesos individuales y las tendencias que caracterizan a una persona. Sin embargo, “los astros inclinan, pero no obligan”, es decir que se puede tener cierta inclinación, pero el libre albedrío es el que decide seguir o no.

La norma psicológica dice que, cuando no se toma conciencia de una situación interna, esta sucede afuera, como destino. Es decir que —como sostiene Carl G. Jung—, cuando el individuo no toma conciencia de sus contradicciones interiores, el mundo forzosamente deberá representar el conflicto y partirse en mitades opuestas.

El libre albedrío existe, aunque en algunas culturas muy cerradas y en ciertas ideologías extremas no se permita hacer uso de la libre voluntad. En condiciones de una relativa libertad de acción, la astrología funciona; sin embargo, la persona nunca tendrá el dominio de su destino, ya que este, a veces, se ve afectado por causas que escapan a su control.

Abraham Ben Ezrá, autor del libro Los juicios de las estrellas, explica que el destino personal o particular se anula a causa de los asuntos generales que tienen que ver con la política, la raza, la religión y las fuerzas mundiales. Esto se aplica también a los gobernantes o presidentes de empresas o países.

En su libro, explica que existe una condición llamada “juicio general”, que significa que muchas de nuestras potencialidades se neutralizan al ponernos bajo la tutela o custodia de alguien con más poder que nosotros mismos.

Son “juicio general” porque condicionan la vida de muchas personas. Esto se observa en el efecto que tienen las leyes de cada país sobre los valores, el estilo de vida, las oportunidades y las esperanzas de sus habitantes. El presidente y el tipo de gobierno afectarán sus libertades y oportunidades.

Esto también pasa en los matrimonios, las sociedades y en casi todos los acontecimientos de la vida. Por ejemplo, en el momento en el que usamos un transporte público, la persona que conduce está controlando nuestro destino.

¿Somos libres?. La única respuesta posible a cualquier pregunta sobre lo trascendental es antinómica: el hombre es libre y al mismo tiempo no lo es. No es libre para escoger su destino, pero su conciencia lo hace libre para aceptarlo como una tarea impuesta por la naturaleza.

Tal como afirma Aniela Jaffé, si el hombre asume la responsabilidad de su individualidad, se somete a la voluntad de su self. En lenguaje religioso, podríamos decir que se somete a la voluntad de Dios.

El ser humano es predecible hasta cierto punto. Hay muchos y complejos factores que influyen en el diario vivir de las personas, instituciones, organizaciones y países. En la medida en la que haya mayor libertad, cada una de estas entidades tendrá mayor probabilidad de cumplir con las leyes energéticas que rigen su proceso evolutivo.

 

“En nuestros locos intentos,

renunciamos a lo que somos por lo que esperamos ser”

William Shakespeare

 

Libro: El Cosmos Interior.

Sobre el autor del artículo María Elena Trujillo

Soy psicóloga, astróloga y coach. En el proceso e integrado varios enfoques lo cual me permite comprender ciertas experiencias de vida no frecuentes ni comunes para todos. Entiendo que hay diversas formas de ser y de estar en el mundo. Mi propósito es apoyarte y acompañarte en el proceso del descubrimiento de tí mismo, de aceptarte tal cual eres y mostrar cómo usar tus habilidades, capacidades y dones en tu propio beneficio. La meta es que logres conocerte más a tí mismo para desarrollar mayor coherencia, armonía, prosperidad, amor y agradecimiento por la vida.

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