Halloween y las Diosas de la Luna Oscura

Halloween

La fiesta de Halloween, nos remite a la cultura celta que marca esta época del año como un momento muy particular donde el límite entre los mundos físicos y espirituales se estrecha y permite que los espíritus se puedan manifestar en este plano y comunicarse con los seres vivos.

Halloween es una celebración que nos invita a revalorar las percepciones femeninas en un mundo que, a nivel religioso, las mujeres no tienen liderazgo ni poder. El arquetipo ancestral de la bruja muestra las cualidades negativas de la mujer, su sombra y el rechazo de la sociedad. Este tipo de mujer más libre de pensamiento, provoca miedo porque se sale de la norma por lo que se convierte en un receptáculo de todas las proyecciones negativas.

Halloween, empodera aquellos aspectos de lo femenino que son temidos y negados. Sin embargo, la otra cara de estas características negativas es: la sensibilidad, la receptividad y la intuición.

El arquetipo de “la Bruja” desde su capacidad de valorar la naturaleza y su don para generar alquimia, tiene poca posibilidad de ser incluido en la sociedad sin generar temor. Se la relaciona con mujeres de edad madura, feas y con verrugas, representando a nuestro femenino negado por estar desvalorizado y reprimido.

La mujer bruja, es fiel a sí misma y también puede mostrarse combativa y desafiante, aspectos que muchas religiones no admiten en el sexo femenino.

Hay muchas mujeres identificadas con el movimiento feminista que pueden estar tomadas por este arquetipo ancestral, ese femenino poderoso y sensible tantas veces rechazado, temido y quemado en la hoguera.

Una nueva mirada para Halloween, podría destacar la importancia de revalorar nuestras percepciones intuitivas para incluir una aproximación mas personal y espiritual a la vida.

A continuación les comparto un extracto del libro Las Lunas negras de Demetra George.

Las diosas de la luna oscura

En la antigüedad los habitantes de la tierra observaron que el ciclo de 28 días de las fases de la luna era igual al ciclo de 28 días del ciclo menstrual de las mujeres, por lo que asociaron a la luna con lo femenino y la personificaron como Diosa Femenina de las mujeres.

El simbolismo de triple diosa surgió a raíz de la fase de la luna nueva (Diosa de la Virgen Blanca) que daba origen a toda nueva vida, Luna llena (Diosa de la Madre roja) que alimentaba y conservaba la vida y luna menguante (Diosa Oscura, Cronos) que destruía la vida y la preparaba para la renovación.

Por esta razón, observando los ciclos de la luna, nuestros ancestros desarrollaron una intrínseca creencia sobre el renacimiento cíclico, (físico y psíquico).

La luna oscura, o de la tercera fase era considerada como un ser compasivo y sabio que gobernaba los misterios de la muerte, de la transformación y de la renovación.

Era la Diosa Oscura la que atraía y recibía el alma de los muertos, para purificar, sanar y preparar a las almas para un nuevo nacimiento. Destruía con el fin de renovar y su mundo subterráneo no era un lugar de tortura, sino de salvación.

Esa Diosa también conservaba las tradiciones secretas de la magia, de los oráculos, de las profecías y de la sexualidad sagrada como vehículo para el éxtasis, para la curación regenerativa y la iluminación espiritual.

Con el paso del tiempo las culturas Solares fueron desplazando a aquellas que adoraban a la luna por lo que la importancia de la naturaleza cíclica se fue perdiendo.

Las cosmologías de los Solares denunciaron y prohibieron cualquier creencia sobre la renovación cíclica. De esta manera, la muerte dejó de ser la precursora de un nuevo nacimiento y pasó a convertirse en el último y definitivo paso de la vida que empujaba a los seres humanos hacia un sufrimiento interminable en los fuegos de la condena.

Así, la oscuridad fue asociada con el terror, la maldad, la destrucción, la pérdida y también con la muerte en sí misma. Ya no era un proceso cíclico y de curación y transformación y la Diosa oscura fue considerada tan solo en su aspecto destructor y su sagrada sexualidad fue tachada de peligrosa e inmoral.

En la medida que las culturas patriarcales comenzaron a prevalecer, fue considerada como la tentadora, la terrible madre, la loca y la portadora de la muerte. Era una diosa que provocaba a los hombres en su ávida sexualidad y los obligaba a transgredir sus propias convicciones morales y religiosas, consumiendo su esencia vital y conduciéndolos hacia la perdición y la muerte.

En la imaginación mítica de las culturas patriarcales, Diosas como por ejemplo: KALI era la asesina de su esposo SHIVA.

LILITH seducía a los hombres, alimentaba a los demonios y mataba a los niños.

MEDUSA transformaba a los hombres en piedras, y

HÉCATE acechaba a los hombres en los cruces de caminos acompañada de sus perros cancerberos.

La diosa Oscura presenta una imagen aterradora ante la humanidad. Y esta presente cuando vemos amenazada nuestra seguridad, cuando se presenta un caos en nuestras vidas, cuando sustituimos los poderes de sanación por el poder destructivo, y cuando nos toca enfrentarnos con nuestra propia sombra.

Los mitos son el lenguaje natural del inconsciente colectivo, en este sentido, Joseph Campbell dice: “todos los dioses y diosas viven en nuestro interior, como las fuerzas de nuestra personalidad y sus historias representan los temas míticos que moldean nuestras vidas”.

El enfoque hacia las deidades mitológicas ha evolucionado desde la personificación de los dioses hasta las propiedades de la psique, y desde la astrología, los planetas pasan a ser sustitutos de los dioses que representan nuestro potencial.

El mundo subterráneo de los antiguos es una metáfora de nuestro subconsciente. La

Diosa negra es análoga a la sombra de Jung, a aquellas partes de nuestra personalidad que negamos y rechazamos y pasan por represión a formar parte de nuestro inconsciente.

La Diosa oscura contiene los aspectos rechazados de la integridad femenina y simboliza la sombra de lo femenino.

Si reconocemos nuestra Diosa negra, abriremos un canal para la sanación y renovación, pero si las ignoramos y no reconocemos, ella se expresará intempestivamente en los momentos debilidad, para lograr re-establecer su equilibrio. Cuando su autonomía esta desintegrada del resto de la personalidad ellas buscan ser vengativas, siembran el terror y la locura en nuestras vidas.

 

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Sobre el autor del artículo María Elena Trujillo

Soy psicóloga, astróloga y coach. En el proceso e integrado varios enfoques lo cual me permite comprender ciertas experiencias de vida no frecuentes ni comunes para todos. Entiendo que hay diversas formas de ser y de estar en el mundo. Mi propósito es apoyarte y acompañarte en el proceso del descubrimiento de tí mismo, de aceptarte tal cual eres y mostrar cómo usar tus habilidades, capacidades y dones en tu propio beneficio. La meta es que logres conocerte más a tí mismo para desarrollar mayor coherencia, armonía, prosperidad, amor y agradecimiento por la vida.

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