Los cuatro puntos cardinales

brujula

Hay una sola enfermedad en el mundo: la pérdida o desconexión con nuestra alma.

Para evitar esto, debemos regresar a nuestro origen, encontrarnos con nosotros mismos, explorar nuestros procesos internos, sanarnos… y así reintegrar aquello que perdimos en algún momento. Porque la mejor manera de contribuir con el mundo es estando completos y reconocer sabiamente a qué debemos dar prioridad en cada etapa de nuestra vida, para que nuestro potencial se manifieste plenamente.

El saber qué queremos de nosotros mismos y para nosotros mismos es nuestra visión. Al tenerla clara, inevitablemente nos llenamos de esperanza, y si hay esperanza, entonces la pasión se apodera de nosotros, de tal forma que se convierte en el motor que nos lleva al camino que la visión exige, un camino difícil porque nos aleja de nuestra zona de comodidad y seguridad.

Según la filosofía China y algunos escritos del Feng Shui, para balancear nuestra energía es necesario recorrer los cuatro territorios que integran la vida de todo ser humano: norte, sur, este y oeste.

El Norte:

Está relacionado con el buen uso del poder, con luchar por alcanzar una posición, con tener presencia, con ser capaces de atraer la atención, con saber comunicarnos. Es el espíritu que nos impulsa a concretar y hacer las cosas, la energía masculina, la fuerza, la razón, la intelectualidad. Está representado por el guerrero que lucha, que define estrategias y alcanza metas, que sabe lo que quiere y en caso de ser derrotado, se levanta inmediatamente. La inteligencia, el talento y el poder lo rodean.Es imprescindible para la realización personal, pero no debemos estar permanentemente en este territorio.

El Sur:

Es donde se ubica la fuente del amor y la compasión de la cual nos nutrimos. Es el territorio femenino, representado por el curandero, el sanador que nos conforta, de dónde sacamos la fuerza para navegar en los otros territorios. Su esencia es el corazón, un corazón abierto, pleno, fuerte, claro… Al estar en el Sur, nos movemos al ritmo natural de nuestro corazón, para fortalecer nuestra autoestima, nuestro sentido de valoración y reconocimiento, nuestra capacidad de dar y recibir. Identificamos nuestra necesidad de afecto, de apoyo, de consuelo, de contacto con nosotros mismos y con otros.Sin embargo, no debemos permanecer siempre ahí, porque caemos en el riesgo de ser dependientes, adictos y complacientes.

El Este:

Representa la creatividad, el juego, la claridad de rumbo, la intuición, la imaginación. Es el niño que juega, que vive intensamente cada momento, absorto con la maravilla que le rodea. Conlleva el humor, la capacidad de reírse de uno mismo y de lo que nos pasa. La gente visionaria se sabe mover perfectamente en este territorio.

Es tan benéfico en la vida de una persona, que cuando sentimos desbalance o tenemos la sensación de que estamos perdiendo el rumbo, debemos dirigirnos a este territorio, para recuperar la esperanza, no tomarnos las cosas tan en serio y recordar nuestra visión, hacia donde vamos.

El Oeste:

Es representado por el maestro, por el anciano sabio que nos permite sentir paz, dado que ya lo ha vivido todo y lo reconoce todo.Es donde recuperamos la sabiduría y nuestra capacidad de discernir. Las respuestas a todas nuestras preguntas están dentro de nosotros mismos, porque nacemos con todos los recursos necesarios. Si de pronto dudamos es porque olvidamos de dónde venimos, olvidamos que fuimos creados por el aliento de Dios, quien nos acompaña permanentemente y nos indica el camino.

Reconocer que estamos conformados de estas cuatro direcciones es estar en balance, en el equilibrio que tanto anhelamos. Tendemos, erróneamente, a olvidar ciertos territorios, y es así como vamos traicionando algunas partes de nosotros mismos que, aunque las ignoremos, existen. Ante esto, debemos explorar los territorios que no hemos recorrido por miedo a lo desconocido, para así no traicionarnos ni perder la desconexión con nuestra propia alma.

Y si hacemos esto, nuestro Centro, estará en balance.

Saludos,

María Elena

Sobre el autor del artículo María Elena Trujillo

Soy psicóloga, astróloga y coach. En el proceso e integrado varios enfoques lo cual me permite comprender ciertas experiencias de vida no frecuentes ni comunes para todos. Entiendo que hay diversas formas de ser y de estar en el mundo. Mi propósito es apoyarte y acompañarte en el proceso del descubrimiento de tí mismo, de aceptarte tal cual eres y mostrar cómo usar tus habilidades, capacidades y dones en tu propio beneficio. La meta es que logres conocerte más a tí mismo para desarrollar mayor coherencia, armonía, prosperidad, amor y agradecimiento por la vida.

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