Las personas en forma involuntaria jugamos juegos psicológicos que afectan nuestras relaciones. Eso quiere decir, que adoptamos un personaje, asumiendo un rol determinado según el contexto. Es una máscara que va cambiando en función de con quién estamos y qué situación estamos viviendo. Esta dinámica está reflejada en el triángulo dramático de Karpman.
En todas las relaciones puede ocurrir que nos expresamos a través de una máscara, es decir que no expresamos las necesidades y deseos que en realidad tenemos. Desde la perspectiva astro-psicológica la máscara viene determinada por el ascendente de tu carta natal por lo que desde este esquema se puede determinar que tipo de rol tiendes a asumir y las implicaciones que tiene en tu vida.
“Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos.“ – Nicolás Maquiavelo-
Los juegos psicológicos conllevan tres roles que adoptamos en algún momento de nuestra vida: el perseguidor, el salvador y la víctima. Esta dinámica se conoce como el triángulo dramático de Karpman, quien lo diseñó en 1968 como una estructura para analizar el guión dramático de los cuentos de hadas.
Eric Berne, fundador del Análisis Transaccional, lo usó posteriormente como modelo principal para explicar los juegos psicológicos. Estos roles los aprendemos en la infancia, en contacto con la familia y los repetimos en las relaciones de nuestra vida diaria en forma inconsciente.
¿Cómo se definen los roles?
Busca resolver problemas ajenos, pero en vez de enseñar cómo solucionarlo, los quiere solucionar él mismo. Necesita que lo necesiten porque siempre pide reconocimiento. Intenta rescatar a todo el mundo para satisfacer las necesidades de los demás, arreglándoles la vida cuando no se lo han pedido.
El salvador dice cosas como estas: confía en mí que tengo más experiencia, no te preocupes por nada, yo estoy para ayudarte, tu solo no puedes, yo tengo la solución, sin mi ayuda no lo lograras, yo se mas que tu de estos temas.
Necesita imponer su autoridad y busca que le tengan respeto a través del temor. Puede ser muy observador, crítico e intransigente. Además tiende a acusar, castigar, juzgar y reprochar para sentir que tiene el control de la situación y asi someter a los demás, ya que conoce sus puntos débiles y mediante esta estrategia utiliza el conocimiento que tiene para controlarlos. El perseguidor tiende a expresarse de esta manera: eres torpe, no mereces mi confianza, me encabrona tu forma de ser, eres un perdedor, seguro mientes, no te mereces nada bueno, vas a pagar todo lo que has hecho, no te creo
No asume sus responsabilidades, se queja por todo y necesita que lo compadezcan. Está esperando que aparezca algún salvador que lo saque de su situación. Busca que le resuelvan sus problemas porque no se hace responsable ni de su vida, ni de sus circunstancias. Necesita ser dependiente y casi siempre se siente culpable o inseguro. La víctima dice o piensa: que tonto soy, no valgo nada, todo me sale mal, no importa si lo intento, igual voy a fracasar, no lo merezco, no tengo la capacidad, los demás son mejores que yo, me da lo mismo, igual se que el resultado no será positivo.
Si te ayuda hazte esta pregunta:
Cómo actúas en situaciones triangulares y qué beneficio tiene para ti adoptar un rol determinado?
Después intenta identificar el rol predominante en una relación significativa para ti y en vez de cambiar el rol, empieza por no representarlo. Por ejemplo si habitualmente eres el salvador de los demás, deja que se equivoquen y lo resuelvan por sí mismos.
Puedes mostrar empatía pero debes dejar espacio al otro para resolverlo y poner límites sanos para no asumir cargas que no te corresponden.
Enseña, ten paciencia y evita el juicio. Por ejemplo si actúas como perseguidor, intenta ser más tolerante, ten en cuenta que cada persona tiene su ritmo y podría estar pasando por un problema que desconoces. En vez de perseguir trata de ser asertivo en el diálogo para lograr una mayor empatía.
Si mantienes un rol de víctima es probable que necesites trabajar tu proactividad. Puedes quejarte pero no te paralices. Deja de victimizarte y responsabilízate. Toma decisiones y, aunque te equivoques, poco a poco lograras mayor seguridad en ti mismo.
Si eres una persona empática y eres sensible a las emociones de los otros no tienes que dejar de ayudarlos, pero debes esperar que ellos te lo soliciten.
Es importante resaltar que, una vez metido en el drama, somos propensos a representar los tres roles. El salvador cambia de rol cuando hace reclamos como este: después de todo lo que hecho por ti , así es como me pagas?
En este caso el salvador cambia al rol de víctima, sintiéndose incomprendido y menospreciado. Otras veces, el salvador tomará el lugar del perseguidor y decir cosas como éstas: muy bien, que conste que esta es la última vez que te ayudo!. Igualmente el perseguidor puede convertirse en salvador o en víctima y la víctima en salvador ó perseguidor.
Por esta razón Eric Berne llamaba este juego el ¨Alboroto¨.
Si no se pònen límites sanos en las relaciones podemos quedar atrapados en el juego tóxico del Triángulo dramático, lo cual afecta nuestro bienestar personal y emocional.
Para salir del triángulo es necesario contar con la asistencia de un psicólogo o un coach que te ayude a tomar conciencia del rol que sueles jugar y cómo haces para llegar hasta ese punto.
Por suerte, este tipo de habilidades se pueden entrenar y si elevas tu autoconsciencia podrás identificar mejor los roles para evitar jugar el juego y liberarte de formas de relación que no aportan bienestar ni tranquilidad.
Un abrazo
María Elena
Soy psicóloga, astróloga y coach. En el proceso e integrado varios enfoques lo cual me permite comprender ciertas experiencias de vida no frecuentes ni comunes para todos. Entiendo que hay diversas formas de ser y de estar en el mundo. Mi propósito es apoyarte y acompañarte en el proceso del descubrimiento de tí mismo, de aceptarte tal cual eres y mostrar cómo usar tus habilidades, capacidades y dones en tu propio beneficio. La meta es que logres conocerte más a tí mismo para desarrollar mayor coherencia, armonía, prosperidad, amor y agradecimiento por la vida.