Las Defensas

Los mecanismos de defensa son la expresión de nuestras tendencias inconscientes, aparecen en forma repentina en actos fallidos y conductas no conscientes para equilibrar la tensión interna no resuelta.

Los mecanismos de defensa fueron propuestos por Freud y actúan mediante la distorsión (omisión y/o generalización) de la realidad interna o externa, afecto o idea. Generalmente no son reconocidos y buscan eliminar la fuente de tensión o ansiedad para ajustarse a determinadas demandas externas aunque el conflicto básico sigue latente. Cuando se activan las defensas se hace un gasto de energía vital importante.

Casi todas las defensas ocurren en forma inconsciente. Son una respuesta de nuestra energía no procesada y en sombra, para adaptarnos a la realidad. Contribuyen a la formación de la máscara social y nos ayudan a eliminar la tensión en forma superficial porque no estamos contactando en forma consciente con el dolor, la incomodidad y la dinámica de bloqueo que origina la fuente del problema. Las defensas pueden hacerse conscientes a través de un proceso terapéutico y/o reflexivo (meditativo) a nivel profundo y comprometido porque en última instancia se trata de trabajar nuestra sombra, proceso que tendemos a evitar por ser doloroso y tornarnos vulnerables. De lo anterior se deriva que, a medida que no seamos conscientes de nuestras reacciones es probable que tengamos una mayor cantidad de defensas. 

Los principales mecanismos de defensa propuestos por Freud son:

La Negación: Como su nombre lo indica es negarse a creer la ocurrencia de un acontecimiento, comportamiento o sentimiento que puede ser amenazante. La negación ocurre habitualmente en las personas que niegan tener algún problema. Por ejemplo cuando se niega a admitir una enfermedad crónica y por ende, no se cuida. La negación se parece a la represión en que ambas mantienen fuera de la conciencia aspectos de la vida que la persona se siente incapaz de afrontar. Generalmente se presenta cuando hay una intensa situación de estrés.

La Represión: Es el proceso que mantiene los impulsos inaceptables fuera de la conciencia. Es inconsciente, aunque a veces puede estar facilitada por hechos conscientes. Por ejemplo, una persona que hizo algo de lo que se avergüenza, trata de no pensar en ello y a la larga puede hasta incluso olvidarlo. La represión permite eliminar momentáneamente los sentimientos de dolor o ansiedad. Si se utiliza en exceso, el cuerpo y la mente se van cargando, hasta que el material reprimido sale en forma inadecuada.

La Regresión: Consiste en retornar a formas anteriores o infantiles de comportamiento. Es un mecanismo de adaptación que implica que en el desarrollo de la persona hubo una fijación (según las etapas del desarrollo psicosexual de Freud). Cuanto más fuerte es la fijación en una etapa, más alta es la probabilidad de regresar a la forma de comportamiento característica de esa etapa en una situación de estrés. Por ejemplo, alguien que tenga un fijación oral puede afrontar una situación de estrés comiendo, fumando o bebiendo más. 

La Introyección: Es la asimilación de características de una persona u objeto a nuestra forma de ser. El peligro es que la persona pierde el contacto con su propia identidad, enajenándose de quien realmente es. Este mecanismo se presenta en los niños, cuando pierden a una persona querida y asumen algunos de sus hábitos o comportamientos.

La Proyección: Es cuando un individuo le atribuye a otro sus propios impulsos y deseos inaceptables y de esa forma se los oculta a sí mismo. La persona proyecta su drama psicológico interno en otra que le recuerda su deficiencia. En ocasiones culpan a los demás de sus fracasos. P. Ej. la mujer que se siente atraída hacia un hombre muy apuesto, por el que no debería estarlo y lo acusa de querer seducirla. Así, se descarga parcialmente el impulso, sin llegar a conectar con su verdadera energía por ser amenazante. 

El Desplazamiento: Ocurre cuando se produce la redirección de una emoción o un sentimiento (normalmente la ira), sobre una persona u objeto diferente y que además no puede responder. Un ejemplo es cuando ocurre una discusión con el jefe y la ira que se genera no se descarga delante de el, sino rompiendo un objeto o pateando a su mascota.

La Formación Reactiva: Es cuando se pone énfasis en el impulso opuesto al que se tiene. La defensa es justamente manifestar el comportamiento contrario al que se piensa o siente (que genera ansiedad y angustia), en determinadas circunstancias. Por ejemplo, una persona que está molesta alguien, actúa de manera excesivamente amistosa. Siendo que la persona se siente incapaz de expresar su insatisfacción e intenta ocultarlo (incluso a sí misma), actuando como si en realidad se sintiese muy satisfecha.

La Racionalización: Es la defensa que reduce la ansiedad, buscando una explicación racional usada en forma de excusa para asumir una realidad que no puede ni quiere aceptar. Es el caso del estudiante que atribuye una mala calificación a una equivocación del profesor o la persona que al ser rechazada por otra se dice a sí misma que después de todo no era tan interesante.

La Intelectualización: Se trata de ponerse a distancia en situaciones que impliquen alguna amenaza, generando actitudes poco empáticas, frías y analíticas. Al analizar un hecho, se le quita la carga afectiva y la persona se priva de participar en una experiencia vital. Por ejemplo, una  mujer que quiere divertirse pero se priva de bailar en una fiesta porque se despeinará, o por la opinión de los demás.

La Sublimación: Es cuando un impulso potencialmente peligroso es transformado en un comportamiento socialmente aceptable. El impulso ya no es el mismo pero una parte de el logra la expresión. Por ejemplo una persona con muchos deseos agresivos puede transformarlos convirtiéndose en un excelente cirujano. Esta defensa es la que más se ajusta a la normalidad y ayuda a la persona a adaptarse a la realidad.

La Compensación: Se trata de un mecanismo en el cual se compensan las debilidades percibidas enfatizando las fortalezas que se tienen en otras áreas de la vida. Al centrarse en una fortaleza, la persona reconoce que no es buena para otras cosas, aceptando el sentimiento de desventaja que le produce su debilidad. Por ejemplo cuando una persona con gran locuacidad y persuasión trabaja como vendedor y es lo único que hace. Esta defensa, usada en forma equilibrada, es positiva porque ayuda a mejorar la imagen que se tiene de sí mismo y  a mejorar la autoestima.

En la dinámica psicológica, hay un momento en que los mecanismos de defensa no logran el resultado deseado porque las condiciones de la vida cambian o cambia la persona. Por ejemplo, un hombre que compensa mediante su éxito profesional, se enferma y no puede trabajar como lo hacía antes. Cuando esta dinámica falla, aparece la crisis. Lo más recomendable en estos casos es buscar otros medios más adaptativos para afrontar el cambio.

Las personas que están secuestradas por la sombra no buscan el desarrollo, no escuchan la voz de su conciencia y cambian poco a lo largo de la vida. Pueden intuir que hay algo dentro de sí mismas que las bloquea y paraliza o que las lleva a negar esa posibilidad apegándose a un comportamiento defensivo que las aleja de una posible integración.

¨Ni las emociones, ni la historia personal, ni el movimiento, ni el balanceo son en sí mismos negativos. Pero, cuando, en vez de dejar que afloren plenamente en nuestra vida, los abortamos, inhibimos o contenemos, impedimos que se transformen en experiencia y los condenamos a permanecer como eventos, como cosas. Así, aunque no sea la intención que nos alienta, nos precipitamos a habitar un modo cosificado y vacío de existencia¨.   

Eduardo Grecco. La bipolaridad como oportunidad. 

En esto consisten las defensas, son mecanismos disparados por el inconsciente y mantenidos por el miedo y la costumbre, paralizando todo intento de cambio y evolución. Hacer un esfuerzo consciente por saber cuales son nuestras tendencias defensivas individuales es muy importante para la evolución personal.

Un abrazo,

María Elena

Sobre el autor del artículo María Elena Trujillo

Soy psicóloga, astróloga y coach. En el proceso e integrado varios enfoques lo cual me permite comprender ciertas experiencias de vida no frecuentes ni comunes para todos. Entiendo que hay diversas formas de ser y de estar en el mundo. Mi propósito es apoyarte y acompañarte en el proceso del descubrimiento de tí mismo, de aceptarte tal cual eres y mostrar cómo usar tus habilidades, capacidades y dones en tu propio beneficio. La meta es que logres conocerte más a tí mismo para desarrollar mayor coherencia, armonía, prosperidad, amor y agradecimiento por la vida.

Participa y deja tu comentario: