Los siete pecados capitales en astrología

el jardin del edén

La idea de los siete pecados capitales tiene raíces más antiguas que la cosmovisión religiosa con la que está asociada.

Pertenece a la historia mítica del viaje del alma desde su origen celestial hasta su vida en la tierra.

Por eso, el pecado no sería solamente algo que refleja la religión sino una dinámica psicológica con un profundo significado acerca de nuestras compulsiones interna. Desde el punto de vista evolutivo, el pecado sería fruto de nuestras propias tendencias destructivas.

Los pecados vistos desde cualquier contexto son una forma de resistencia a la vida misma y reflejan esas dinámicas psicológicas dentro de nosotros que impiden el desarrollo creativo de la fuerza vital, con consecuencias destructivas.

Los siete pecados capitales se basan en las siete cualidades humanas fundamentales, simbolizadas por los dos luminares y los cinco planetas de la astrología clásica: El Sol, la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno.

Cada una de estas energías arquetípicas tiene un lado claro y otro oscuro dentro de sí misma.

Al hacer consciente esta polaridad nuestra vida se enriquece y se vuelve satisfactoria pero si permanece inconsciente, puede conducir a dificultades e infelicidad.

La Soberbia:

El Sol es un luminar que se asocia con la identidad, la autoexpresión y la creatividad. También se puede relacionar con la soberbia cuando nos excedemos en nuestra importancia personal. La virtud de la soberbia es la humildad. Para poder avanzar hacia ella es preciso que el soberbio tome conciencia de su estado y esté dispuesto a trabajar sobre sí mismo.

La Pereza:

La Luna es un luminar que se asocia con las emociones, la intuición y la sensibilidad. También se asocia con la pereza, ya que su influencia puede fomentar una actitud de comodidad y falta de motivación. Para superarla es necesario transmutar la apatía y la depresión en serenidad y aceptación de la naturaleza cíclica de la vida.

La Envidia:

Mercurio es el planeta de la comunicación, la inteligencia y la adaptabilidad. También se asocia con la envidia, ya que su influencia puede fomentar una actitud competitiva y celosa. Para superarla es necesario conectar con la autenticidad y aceptar la vulnerabilidad.

La Lujuria:

Venus es el planeta del amor, la belleza y la armonía. También se asocia con la lujuria, ya que su influencia puede fomentar una actitud hedonista y de búsqueda constante del placer. Se supera cuando conectamos profundamente con nuestra alegría y belleza interior.

La Ira:

Marte es el planeta de la acción, la energía y la fuerza. También se asocia con la ira, ya que su influencia puede fomentar una actitud agresiva, impaciente y explosiva. Se supera transformando la rabia y el resentimiento en valentía y autoafirmación.

La Gula:

Júpiter es el planeta de la expansión, la generosidad y la sabiduría. También se asocia con la exageración y el consumo desenfrenado. La conciencia superior es el arma que debe utilizar el glotón para descubrir la fuerza interna que abre nuevas dimensiones de conciencia.

La Avaricia:

Saturno es el planeta que se asocia con la estructura, la disciplina y la responsabilidad. También se asocia con la avaricia, ya que su influencia puede llevar a la obsesión por el poder, el dinero y fomentar una actitud egoísta y materialista. Para superarla hay que desarrollar el sentido común y fundamentar la vida en principios éticos.

Concluyendo, todo en nuestro universo tiene luces y sombras. Somos seres duales que necesitamos hacer consciente lo inconsciente y los 7 pecados capitales y las 7 virtudes nos muestran la sombra y la luz de la naturaleza humana.

Saludos,

 

María Elena Trujillo Hildebrand

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Sobre el autor del artículo María Elena Trujillo

Soy psicóloga, astróloga y coach. En el proceso e integrado varios enfoques lo cual me permite comprender ciertas experiencias de vida no frecuentes ni comunes para todos. Entiendo que hay diversas formas de ser y de estar en el mundo. Mi propósito es apoyarte y acompañarte en el proceso del descubrimiento de tí mismo, de aceptarte tal cual eres y mostrar cómo usar tus habilidades, capacidades y dones en tu propio beneficio. La meta es que logres conocerte más a tí mismo para desarrollar mayor coherencia, armonía, prosperidad, amor y agradecimiento por la vida.

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