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Psicología positiva
Su máximo exponente es Martin Seligman. Él propuso que la psicología necesitaba estudiar desde un punto de vista científico, todo aquello que hace feliz al ser humano para ayudar a las personas a construir una realidad más satisfactoria.
«La vida inflige los mismos contratiempos y tragedias en el optimista como en el pesimista, pero el optimista las resiste mejor» -Martin Seligman-
La P.P. se ocupa del estudio de las fortalezas del ser humano enfatizándolas, en oposición a la psicología tradicional que se encarga de estudiar las debilidades y la enfermedad.
Se interesa en construir las mejores cosas de la vida y en cómo lograr el bienestar y la plenitud en las personas normales, tomando como ejemplo los genios y estimulando grandes talentos.
Se ha creado un test de fortalezas bajo esta visión y se ha descubierto que la felicidad tiene asociado el funcionamiento simultáneo del hemisferio derecho con el izquierdo. Las personas con un índice alto de fortalezas también tienen un alto índice de sociabilidad.
Seligman se basó en las nociones de la felicidad enunciadas en su momento por Confucio, Mencio y Aristóteles, junto a teorías modernas sobre la motivación y concluyó que la felicidad puede construirse a través de tres formas de vivir la vida:
1. La vida placentera
Se lleva una vida para gratificar deseos y necesidades y se busca aprender habilidades que las amplifican.
Una vida placentera consiste en saber promover emociones positivas y que estas sean duraderas.
Para lograrlo, es necesario cubrir antes que nada nuestras necesidades básicas, esas que estarían en los primeros escalones de la pirámide de Maslow: alimentación, seguridad, afiliación, reconocimiento…
Asimismo, es importante encontrar un equilibrio entre nuestro pasado, nuestro presente y el futuro.
Para ello Seligman propone lo siguiente:
– Debemos agradecer y saber perdonar lo que pudo suceder en el pasado.
– Es necesario saber lidiar con las emociones negativas del presente, desarrollar una atención plena y promover nuevos modos de ser felices en el aquí y ahora.
– Miraremos también el futuro con esperanza y optimismo.
2. La vida constructiva
Se busca tener compromisos y llevarlos a cabo en forma fluida: pareja, hijos, trabajo, compromisos, estudios, evolución material.
La felicidad no siempre es sinónimo de riqueza, poder o éxito social. Consiste en alcanzar nuestro máximo potencial humano y desarrollarlo para sentirnos más plenos, libres y felices.
La vida constructiva busca desarrollar las virtudes y fortalezas humanas y mejorar estas cualidades día a día. Seligman junto al doctor Christopher Peterson, creó un sistema de clasificación de las fortalezas humanas con el objetivo de determinar que dimensiones se deben trabajar a diario para mejorar ese mismo potencial.
Presentaron 2 categorías: Virtudes y Fortalezas
Virtudes humanas
Sabiduría y conocimiento
Valor
Amor y humanidad
Justicia
Templanza
Espiritualidad y trascendencia
Fortalezas personales
Coraje
Valentía.
Gratitud.
Humanidad
Liderazgo.
Moderación
Trascendencia.
Modestia, humildad.
Vitalidad y pasión.
Perseverancia y diligencia.
Sentido del humor.
Justicia. Fortalezas morales.
Autocontrol, autorregulación.
Integridad, honestidad, autenticidad.
Prudencia, discreción, cautela.
Curiosidad e interés por el mundo.
Simpatía, amabilidad, generosidad.
Capacidad de perdonar, misericordia.
Amor por el conocimiento y el aprendizaje.
Juicio, pensamiento crítico, mentalidad abierta.
Ingenio, originalidad, inteligencia práctica.
Amor, apego, capacidad de amar y ser amado.
Inteligencia emocional, personal y social.
Ciudadanía, civismo, lealtad, trabajo en equipo.
Esperanza, optimismo, proyección hacia el futuro.
Apreciación de la belleza y la excelencia, capacidad de asombro.
La psicología que propone Martin Seligman se centra en los comportamientos saludables y trabaja en el área educativa, laboral, conyugal, e incluso recreativa. Los psicólogos ayudan a las personas a construir fortalezas en todos estos dominios.
3. La vida con significado
Es una vida que va más allá de lo material, hay compromisos, gratitud, entrega y amor. Tiene una íntima conexión con esa cúspide de la pirámide de Abraham Maslow ya que es donde se orientan y se desarrollan las propias virtudes y fortalezas para contribuir a la felicidad de los demás. De esto trata el altruismo, que es una dimensión que Martin Seligman definió como el ejercicio de la bondad. El arte de saber elevarnos más allá del mero placer
«La bondad consiste en querer lo mejor para el otro, regocijarse de sus éxitos y felicidad».
-Chökyi Nyima Rimpoché-
Hace algunos años Mattieu Ricard, doctor en biología molecular y monje budista, fue nombrado el hombre más feliz del mundo. Afirma que: «cuando el altruismo es nuestro estado mental principal – nuestro funcionamiento por defecto -, este se manifiesta a través de la bondad hacia quien quiera que entre en nuestro centro de atención y es sinónimo de buena voluntad, buena disposición e inclinación a ayudar». En investigaciones realizadas en la Universidad de Wisconsin se encontró que cuando Ricard meditaba se lograba una gran activación de la corteza prefrontal izquierda. Esta área del cerebro se asocia con la vivencia de emociones positivas. Así pues, meditar en el amor, la compasión y ser altruista no sólo hace felices a los demás, sino que repercute directamente en experimentar nuestro propio nivel de felicidad.
Para concluir, La psicología positiva tiene un lugar relevante e inspirador en nuestra sociedad. Sin embargo, hay quienes piensan que la realidad es muy compleja como para encajar con este modelo, y que centrarse solamente en emociones positivas, deja de lado aquellas emociones poco agradables como la rabia y la tristeza, que mediante su acción pueden tener un efecto transformador en la dinámica personal.
Un abrazo,
María Elena
Sobre el autor del artículo María Elena Trujillo
Soy psicóloga, astróloga y coach. En el proceso e integrado varios enfoques lo cual me permite comprender ciertas experiencias de vida no frecuentes ni comunes para todos. Entiendo que hay diversas formas de ser y de estar en el mundo. Mi propósito es apoyarte y acompañarte en el proceso del descubrimiento de tí mismo, de aceptarte tal cual eres y mostrar cómo usar tus habilidades, capacidades y dones en tu propio beneficio. La meta es que logres conocerte más a tí mismo para desarrollar mayor coherencia, armonía, prosperidad, amor y agradecimiento por la vida.