Cada día nos levantamos y realizamos una serie de actividades de manera rutinaria, sin percatarnos en realidad de qué estamos haciendo o de la suerte que tenemos de poder hacerlo. Respiramos, saboreamos, escuchamos, sentimos y miramos las cosas sin darnos cuenta de que el hecho de despertar un día más es un regalo, tener la oportunidad de ser parte de la realidad que nos rodea es una dicha.
Nuestra salud, el cuerpo, la capacidad de realizar nuestras funciones motoras, el cerebro pensante, un corazón emocional y los sentidos a través de los cuales percibimos todo lo que hay alrededor nuestro, son una real bendición. Pero… ¿En algún momento nos detenemos a agradecer?, o más bien, ¿somos esclavos de la insatisfacción y necesidad continua de más?
La única manera de comenzar a ser agradecidos, es haciéndonos conscientes de que no somos dueños de la vida y de que no controlamos su duración. Se nos ha otorgado la oportunidad de vivir y no sabemos cuándo esta terminará. Comprender esto nos ayudará a valorar la oportunidad de estar vivos. Somos afortunados y saberlo nos llenará de alegría y agradecimiento.
Cuando nos suceden cosas que nos generan dolor tomamos una postura de queja y rechazo, sin darnos cuenta de que todo lo que pasa en nuestras vidas es necesario e indispensable para nuestro desarrollo y aprendizaje. En varias ocasiones, me he sentido afligida por circunstancias a las que me veo sometida, en el momento no soy objetiva y me cierro a un camino determinado limitándome a no ver más allá, cuando el tiempo ha pasado y he logrado aprender de la situación, me he dado cuenta de que era perfecta y necesaria. Todo lo que nos pasa es por nuestro bien, si logramos hacernos conscientes de esto, aprenderemos y nos abriremos a otras posibilidades que seguramente serán más positivas para nosotros.
Lo que creemos que es lo más indicado, en muchas ocasiones no lo es realmente y la vida simplemente nos está mostrando otras opciones.
Si siempre estamos enfocados en lo que nos hace falta, será muy difícil agradecer lo que tenemos. Cuando nuestra atención permanece dirigida a las carencias, no notamos las bendiciones que poseemos; está claro que no se puede agradecer lo que no se sabe que se tiene.
El sentimiento de carencia nos lleva sin darnos cuenta a una vida de insatisfacción y tristeza que frena el flujo de las cosas.
El mayor saboteador en nuestro camino a la felicidad y el agradecimiento, son las expectativas. Estas no nos permiten agradecer pues cualquier cosa que nos den la vida o los demás, será una decepción si no cumple con nuestros planes mentales. La Toxicidad de las Expectativas
Libérate de tus parámetros, nadie tiene la obligación de cumplirlos.
En la realidad cada ser humano piensa y siente diferente, por lo tanto lo que para ti es positivo, correcto o agradable; posiblemente para el otro no lo sea. Comprenderlo y entender la situación desde la realidad de los demás será una valiosa herramienta para agradecer y entender a nuestros semejantes. La Magia de la Aceptación en las Relaciones
¿Te has dado cuenta de todo lo que tiene que pasar y de cuantas personas han interactuado en un proceso para que algo suceda? Cuando saboreamos una fresa por poner un ejemplo, no somos conscientes de todo lo que tuvo que ocurrir para que llegara a nuestra boca, una semilla fue plantada, fue regada, tuvo que germinar y después ser cosechada. Cuando algún amigo te da un obsequio, has analizado que tuvo que pensar en qué te gustaría, hacer un recorrido para ir a buscar lo que creyó que sería perfecto para ti, caminar una distancia determinada, posiblemente invirtió parte de sus recursos y todo esto para expresar su cariño. ¡Valora!
Fuente: Gratitud
Soy psicóloga, astróloga y coach. En el proceso e integrado varios enfoques lo cual me permite comprender ciertas experiencias de vida no frecuentes ni comunes para todos. Entiendo que hay diversas formas de ser y de estar en el mundo. Mi propósito es apoyarte y acompañarte en el proceso del descubrimiento de tí mismo, de aceptarte tal cual eres y mostrar cómo usar tus habilidades, capacidades y dones en tu propio beneficio. La meta es que logres conocerte más a tí mismo para desarrollar mayor coherencia, armonía, prosperidad, amor y agradecimiento por la vida.